domingo, 13 de abril de 2008

Los Hijos que quedan y Los Padres



Los Hijos:

Se sienten solos y abandonados; sienten celos del hermano muerto porque suponen que el amor de sus padres se fue con él, o entran en competencia por ese amor; aparece la culpa cuando la relación con sus hermanos no fue buena o cuando en vida de ellos tuvieron algún pensamiento negativo y/o se sienten de alguna manera responsables de esa muerte; necesitan que les reafirmen que no son culpables; se sienten a veces olvidados, no queridos y escuidados si ven, o imaginan, que no pueden contar con sus padres; muchas veces sienten miedo a hacer preguntas, en un intento por preservarse y preservar a su familia; están, como sus padres, doloridos, confundidos y asustados; algunos entran en un mutismo total con respecto a la muerte del hermano/a, como si pareciera que nada los atraviesa. Otros, en cambio, se pasan el día llorando y hablando de lo sucedido. Es importante hablar con ellos para acompañarlos y acompañarnos en esta etapa del duelo.


Desde Los Padres:

Comprender que los hijos que nos quedan también son especiales, únicos e irrepetibles como el que se fue; por tal razón, cada uno debe tener su lugar dentro de nuestro corazón, ocupando espacios diferentes;entender que cuando ellos secan nuestras lágrimas, muchas veces, esconden las suyas para no sumar más dolor al dolor; darnos cuenta que, a veces, aún con su corta edad, nos cuidan y nos protegen por el amor que nos tienen y por miedo a sufrir otra pérdida; ver que ellos, igual que nosotros, se defienden del dolor como pueden; aceptar que nuestro proyecto de vida no ha desaparecido sino que ha cambiado; no dejar que la relación con los que quedan se resienta al punto que se produzca un distanciamiento difícil de superar; manejar nuestros miedos para que nuestros hijos puedan seguir creciendo en libertad; buscar unirnos a ellos para transitar las etapas del duelo de la mejor manera; respetar su manera de elaborar el duelo; ayuda hablar con ellos del hermano muerto, hacerlos participar de nuestro duelo, de los recuerdos y de nuestros sentimientos; hacerles saber que el amor por el hijo muerto no significa que ha disminuido el amor por ellos; ya perdimos demasiado... no sigamos perdiendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El comentario me parecio como una puerta hacia el espiritu.Yo comprendo el dolor que sienten los hermanos/as al ver a sus padres en un estado depresivo, por eso, ya teniendo experiencia siendo una hermana en esta situacion.
sofia